Naše roční dřina v divadle Rojo se vyplatila a jako odměnu jsme jeli na týden na mezinárodní festival španělského divadla v Bukurešti.
Byl to úžasný zážitek a cenná zkušenost potkat své vrstevníky z ostatních zemí, které nespojuje jen španělský jazyk, ale i láska a vášeň pro divadlo. Vidět jejich díla bylo o to zajímavější.
Zároveň to bylo naposledy, co jsme hráli naši hru. Na jednu stranu se nám ulevilo, ale na druhou nám bylo líto, že tahle cesta končí. Nakonec se ale všechno povedlo a měli jsme poslední šanci si naplno užít ten pocit a potlesk na konci.
Naše návštěva Rumunska však nebyla jen o divadle. Během týdne jsme měli také umělecký program, například hraní na kastaněty, a navštívili jsme mnoho zajímavých a kulturně významných míst hlavního města — ať už v rámci programu, nebo s našimi profesory a kamarády.
Večer patřil procházkám po městě a užívání si dovolené s Elenou a Pablem, kteří se postarali o to, že jsme se rozhodné nenudili, a často nás vytáhli na taneční parkety.
Celkové nám tento výlet dal opravdu hodné. Poznali jsme spoustu nových míst i kultur jiných zemí, a zároveň to byla odměna i zasloužená dovolená za naši celoroční snahu a dřinu... a stálo to za to!
Festival del teatro en Bucarest
Después de un año de mucho esfuerzo en el teatro Rojo, por fin llegó la recompensa: una semana en Bucarest participando en un festival internacional de teatro en español.
Fue una experiencia única conocer a los chicos de otros países que, además del idioma, comparten la misma pasión por el teatro fue algo muy especial. Ver sus obras y sus estilos y formas de expresión
nos abrió los ojos y nos inspiró muchísimo. También fue la última vez que presentamos nuestra obra. Por un Iado, sentimos una especie de alivio, pero también nostalgia. Sabíamos que esa etapa se estaba cerrando, y por eso lo disfrutamos al máximo, saboreando cada aplauso como si fuera el primero.
Pero nuestro viaje no fue solo teatro.
Durante la semana también participamos en talleres artísticos, como clases de castañuelas, y tuvimos la oportunidad de conocer lugares emblemáticos y llenos de historia en la capital rumana. Ya fuera con el grupo, con los profesores o simplemente con amigos, siempre había algo nuevo por descubrir.
Por las noches, la ciudad cobraba vida. Salíamos a pasear, reírnos, bailar... Elena y Pablo no nos dejaban quedarnos quietos ni un segundo. Gracias a ellos, el aburrimiento no tuvo Iugar.
En definitiva, este viaje nos dejó recuerdos inolvidables. Descubrimos otras culturas, hicimos nuevos amigos y, sobre todo, sentimos que todo el trabajo del año había merecido la pena. Fue una mezcla perfecta de aprendizaje, arte y diversión. ¡Y no lo cambiaríamos por nada!